
En Raíces, el escritor narra el origen de su familia. Haciéndose eco de situaciones y anécdotas transmitidas boca a boca por sus parientes a lo largo de los años, llega a descubrir que sus antepasados provienen de Gambia, África. Es la historia, luego llevada a la televisión, de Kunta Kinte, secuestrado en Gambia en 1767 y vendido como esclavo en Maryland, EE.UU.
Alex Haley, descendiente en séptima generación de Kunta Kinte, profundizó en su genealogía durante 10 años. Pero en esos años no contaba con herramientas como la Genética. Gracias a ella, su sobrino Chris Haley ha descubierto una rama que les lleva a Escocia.
Chris cruzó el ADN de su cromosoma Y con la base de datos de Ancestry.com, descubriendo que 45 de sus marcadores genéticos (todos menos uno) coincidían con los de un escocés de 78 años llamado Thomas Baff. Se da la circunstancia de que el verdadero apellido de su abuelo no es Haley, sino Baugh. William Baugh era capataz en la plantación Haley de Marion County, Alabama, y en ocasiones mantuvo relaciones con una esclava, mitad negra mitad cherokee, llamada Sabrina.
Y aunque siempre han pronunciado el apellido Baugh como Bau, lo cierto es que debería pronunciarse Baf, como en laugh. Prueba de ello es que los antepasados de William Baff, el escocés, escribían su apellido como Baugh.
Coinciden en apellido y en estructura genética, con lo que la relación está asegurada. Y es que hay que recordar que el ADN del cromosoma Y se transmite de padre a hijo al igual que el apellido (al contrario que el ADN mitocondrial, que se transmite de madre a hijo o hija). La Genética está todavía dando sus primeros pasos, y las bases de ADN son todavía relativamente pequeñas, pero el peso de esta ciencia en la Genealogía va a ser cada vez mayor. No me cabe la menor duda.
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